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La encefalitis de La Crosse es una enfermedad no común causada por un virus y esparcida por mosquitos infectados. La enfermedad afecta al sistema nervioso central y puede ser seria y hasta fatal. Su nombre viene de la ciudad de La Crosse, Wisconsin (EU), donde fue identificada por primera vez en 1963. Desde entonces, la encefalitis de La Crosse ha sido identificada en varios estados del Medio Oeste y del Medio Atlántico.
Un promedio de 73 casos al año son reportados al Centers for Disease Control, la mayoría siendo de niños menores de 16 años. Se sospecha que la encefalitis de La Crosse tiene mayor incidencia y mas amplia distribución en los Estados Unidos, pero no es reportada porque frecuentemente el virus no es identificado, y porque a menudo, los síntomas son leves y no se busca asistencia médica.
El patógeno de encefalitis de La Crosse es un arbovirus (virus acarreado por artrópodos). Su ciclo normal entre el mosquito de huecosOchlerotatus triseriatus y hospederos vertebrados (ardillas comunes y ardillas listadas) ocurre en habitáculos de bosques decíduos a lo largo de la extensión de la enfermedad.
O. triseriatus es un mosquito que pica durante el día y normalmente habita los huecos de árboles, pero también puede encontrarse en recipientes artificiales como latas y llantas desechadas. Recientemente se han hallado huevos del Mosquito Tigre Asiático, Aedes albopictus, infectados con el virus de encefalitis de La Crosse en Carolina del Norte y en Tennessee.
El virus se mantiene durante el invierno por transmisión transovaria en los huevos de mosquitos (hembras infectadas ponen huevos que acarrean el virus y que eclosionan eventualmente a mosquitos infectados). En el ciclo normal, el virus es transmitido al hospedero vertebrado a través de la picada de un mosquito infectado. En el hospedero, el virus se multiplica rápidamente (proceso llamado “amplificación”). Cuando llega a cierta abundancia, el virus entonces puede ser pasado a otros mosquitos que piquen al hospedero infectado. Las ardillas infectadas no demuestran señas ni síntomas de la enfermedad.
Aunque no es parte del ciclo natural, los humanos pueden contraer la enfermedad a través de la picada de un mosquito infectado. Sin embargo, los humanos son “hospederos sin salida” pues ellos no pueden transmitir la enfermedad debido a que no ocurre suficiente amplificación del virus en los humanos.
Según implica el nombre, la enfermedad causa inflamación del cerebro, lo cual interfiere con las funciones normales del cerebro y de la médula espinal. Los primeros síntomas de infección con encefalitis de La Crosse incluyen fiebre, dolores de cabeza, nausea, vómitos y letargo. Síntomas más severos normalmente ocurren en niños menores de 16 años e incluyen ataques apopléticos, coma, parálisis y efectos neurológicos que pueden persistir después del recobro de la infección. La tasa de mortalidad para casos clínicos de encefalitis de La Crosse es más o menos el 1%. A muchos casos pediátricos que presentan síntomas del virus de la encefalitis de La Crosse se le hacen pruebas para la herpe y para otras enfermedades virales, pero no específicamente para el virus de la encefalitis de La Crosse. Muchos de estos casos son reportados como “meningitis aséptica” o como “encefalitis viral desconocida”.
No hay tratamiento específico para la encefalitis de La Crosse . No existe ninguna droga contra el virus, y los antibióticos no son efectivos contra los viruses. A las personas con la enfermedad se le administra tratamiento de apollo contra los síntomas, en particular los dolores de cabeza, la fiebre, y los ataques apopléticos.
El riesgo de contraer encefalitis de La Crosse es mayor en los niños menores de 16 años, en personas que viven cerca de los bosques que sirven de albergue a O. triseriatus, en personas que mantienen recipientes con agua en el exterior de sus residencias, y en personas involucradas en actividades al aire libre donde O. triseriatus se encuentra. La prevención de la enfermedad se basa mas que nada en la protección contra las picadas de mosquitos infectados. Medidas personales incluyen el uso de repelentes que contengan DEET, y el uso de ropas que protejan contra las picadas (camisas y pantalones largos) cuando se encuentre uno expuesto a los mosquitos. Medidas locales para el control de los mosquitos también pueden disminuir el riesgo reduciendo las poblaciones de mosquitos y así bajando la probabilidad de encuentros entre mosquitos y humanos, y posiblemente también disminuyendo la transmisión entre mosquitos y los hospederos vertebrados silvestres. El control de los mosquitos incluye el uso de insecticidas apropiados y también la eliminación de recipientes que mantienen agua en los cuales se puede criar O. triseriatus.